Serie finalizada de 3 temporadas y capítulos cortos, llenos de increíbles actuaciones, humor ácido, y una historia difícil de contar.
Tony (Ricky Gervais) transmite la tristeza y desolación que transita, tras la muerte de su esposa. Tony no puede soltar a Lisa, y se hunde en sus recuerdos con una copa de vino tinto al despertar, y al irse a dormir. Está triste y enojado con la vida, y no demuestra interés en ser cortés con la gente que lo rodea. El drama se corta inteligentemente con la dosis justa de humor acido, gracias a un grupo de personajes que logran que la serie no decaiga en la tristeza. Un cartero enamorado de una prostituta, un compañero de trabajo que no se cuestiona nada de la vida y funciona como la antítesis de Tony, un adolescente que sabe tocar la flauta con la nariz, y un hombre miserable con síndrome de Diógenes, entre otros, le dan la pimienta necesaria a esta maravilla.
Recomendación absoluta para ver de un tirón, con excelentes actuaciones y un mensaje de esperanza y redención.
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