Esta película española, relata la historia de Francesc Boix, quien estuvo detenido en el campo de concentración de Mauthausen desde 1941 a 1945, y se convirtió en el único español que pudo testificar en el juicio de Nüremberg.
Este tipo de películas o series sobre nazismo, detenciones y torturas, nunca son fáciles de ver; pero en este caso, con golpes no tan bajos se logra una narración muy bien hecha, cruda y realista, pero sin que llegues a quitar los ojos de la pantalla.
La escena más impactante por su crueldad y por el arte que la suaviza, es un detenido cayendo por las escaleras de una cantera, bajo la mirada inmutada de un guardia, al sonido del repiqueteo flamenco coincidente con los golpes del cuerpo. Mario Casas, personifica muy bien al fotógrafo, ya que acá no se muestra como una cara bonita ni haciendo gala de sus abdominales. Es evidente que da un paso más y transmite su compromiso.
Que los nazis hablen en alemán fluidamente, y español de manera muy marcada; y a su vez que los detenidos intenten comunicarse en alemán torpemente, me pareció un detalle importantísimo y que suma realismo. Muy conforme con el resultado final, recomendada por la historia, el arte y el aprendizaje.
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