No, no es lo que parece, no es un documental ni un drama; es una comedia que muestra de una manera cómica y hasta podríamos decir "humillante", el accionar de los ministros de Josef Stalin al instante de morir.
Según la historia oficial, el dictador ruso murió en su despacho en 1953 tras sufrir una hemorragia cerebral. Este hecho es plasmado en el film como tal, y es el disparador de una comedia negra, bastante burlona al séquito de ministros y asesores del régimen.
Esta película esta prohibida en Rusia y en un par de países que solían pertenecer a la antigua URSS, pero aquí esta disponible para verla las veces que quieras en Netflix. Aunque con una vez alcanza, porque si bien es llevadera, no es una película que se convertirá en tu favorita.
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