Esta película independiente protagonizada por Jesse Plemons y Molly Shannon estaba escondida en Netflix hace ya un tiempo, y es momento de quitarle el polvo. Tal vez no sea un joya del séptimo arte, pero es de esas películas con un toque distinto.
David (Plemons) esta intentando hacerse un lugar como guionista en Nueva York, obviamente esto no es tarea fácil, sumado a una ruptura amorosa reciente, un pésimo año en todo sentido, y para culminar, debe volver a Sacramento porque su madre esta muriendo.
Volver a casa de mama y papa cuesta, simplemente, porque al volver uno se da cuenta de todo lo que ha cambiado. Y eso también le pasa a David, además de reencontrarse con su familia, debe retomar algunos lazos olvidados.
La enfermedad de Joanne (Shannon) es lenta, dolorosa, triste e irreversible. Pero es el momento de David para estar con ella, reírse, acompañarla y alivianarle la carga. También es el momento de tener la conversación que ningún hijo quiere tener con su madre: que sucederá el día del desenlace, cuales serán los pasos a seguir cumpliendo sus deseos, y por ultimo como encararán sus vidas nuevamente.
Un párrafo aparte se merece Molly Shannon como actriz dramática, ya que siempre se ha caracterizado por ser una gran comediante. Su interpretación me conmovió, le creí y me convenció.
Como dije al inicio, no será una película inolvidable, pero vale la pena recomendarla.
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