Tuve que pensar unos días en como contarles esta serie, al principio no me enganchaba, y luego sin darme cuenta llegue a la tercera temporada. Es una serie muy buena, pero a su vez no logró encantarme. Y no es culpa de la serie, sino mía. Shtisel es el apellido de una familia ultra-ortodoxa judía que vive en Jerusalén; son 4 generaciones que cargan con la presión social, la tradición y algunos deseos truncos. Tal vez a nuestros ojos sea un martirio, pero a través de los Shtisel, comprendemos que tenemos que trabajar nuestra empatía y elevar nuestros limites de comprensión, a sociedades que no van a cambiar porque a un occidental no le guste.
A medida que pasan los capítulos se ven los cambios generacionales, pero también podemos ver nietos más ortodoxos aún que sus propios abuelos.
Amores no correspondidos porque no fueron arreglados por las familias, casamenteros que desaprueban uniones, matrimonios que duermen en camas separadas, mujeres que no dejan ver su pelo y lo cubren con pelucas, hombres que tienen la ultima palabra, secretos familiares que todos los miembros sienten el deber de comunicar, y todo orquestado a la interpretación personal de la Torá.
Mi error fue esperar más drama ficcional, pimienta y vueltas de tuercas. Y simplemente es una serie costumbrista, que retrata a una familia religiosa en el corazón del Mea Shearim, el barrio ortodoxo de Jerusalén. Recomiendo la serie sin dudas, dejando las expectativas a un lado y enfocándonos en aprender, tolerar y comprender.
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