Amanda (Olivia Cooke) y Lily (Anya Taylor Joy) eran amigas en su niñez y luego se separaron para seguir con sus vidas y deberes. La adolescencia las vuelve a unir, pero ahora ambas están sumergidas en sus propios problemas, rozando la depresión y angustia, y claramente solas. Son distintas, pero de alguna manera compatibilizan. Sus problemas no son típicos de adolescentes. La mala relación entre Lily y su padre no mejora mientras Amanda se siga entrometiendo. Un manto de miedo y silencios deja espacio a una subtrama, que podría incluir incesto o castigos físicos. O algo peor como una relación consensuada.
Pero el director no se mete en esa niebla, sigue enfocado en Amanda y Lily, con sus mentes y pensamientos intrincados, mas adultas que niñas y mas solas que si fuesen huérfanas. Es una película que la categorizaría como "rara", es un film que termina y te quedas pensando en si te gustó o no. Si te gustan las películas complejas y extrañas, dale para adelante, caso contrario, te invito a que leas otra reseña.
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