Ay Dios mío! Que dramón! Desde Turquía llega Vidas de papel, un drama con efecto gas lacrimógeno.
Mehmet es un hombre que maneja un depósito de desechos de cartones y materiales reciclables en general, donde van al terminar el día muchos chicos cartoneros, para recibir su paga.
Una noche, Mahmet descubre un niño escondido en uno de esos carros cartoneros. Ali, había sido abandonado por su madre, quien huía de los maltratos de su esposo. Mahmet y Ali empiezan a construir una relación de amistad y hermandad mientras van descubriendo que los une "ser de la calle", y el abandono de sus padres a temprana edad.
La vuelta de rosca del final no la vi venir, y rescata parcialmente la situación aunque no alcanza. La película en líneas generales es aburrida, con tantos golpes bajos que a cierta altura ya no duelen. Así que mi recomendación a lo inspector de transito es: circule, siga de largo, no hay nada que ver aquí.
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