Esta película noruega se estrenó en el mes de las brujas y muy humildemente llegó al puesto número 3 en tendencia global. Tenemos la suerte de contar con cada vez más producciones escandinavas, lo celebro y lo disfruto; pocas producciones escandinavas decepcionan, y "Cadaver" no es la excepción.
Es inquietante, sube los niveles de ansiedad en la cuota justa porque no funciona como una montaña rusa, sino mas bien como un tensiómetro, que con cada presión va frenando el correr de la sangre. Está ambientada en un mundo apocalíptico, que queda en segundo plano, pero que enmarca a la historia y le da razón de ser.
Leonora, Jacob, y la hija de ambos Alice, son un familia que intentan sobrevivir a este ambiente distópico. El hambre y la desesperación los lleva a aceptar la invitación del hotel local, donde se llevará a cabo una obra de teatro con cena incluida; todo un mero acto caritativo. La cena es devorada por los comensales en segundos, y sin tiempo para el postre, Mathias (Thorbjørn Harr de Vikingos) le pregunta a los espectadores de la obra y de la película: "¿Que nos hace humanos en tiempos como estos? No basta con sobrevivir, necesitamos sentir. " La obra se lleva a cabo en todas las estancias del hotel: habitaciones, cocina, lobby y pasillos. Los invitados llevarán máscaras, y así se diferenciarán de los actores. Los invitados cada vez son menos, y a cada paso se dan cuenta que es mejor estar afuera que adentro. La caridad disfrazada, engaña a la necesidad. El final esta bien, no descolla, pero personalmente esperaba otro cierre a la altura de la trama.
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