La enseñanza de esta película es: "No debes saber que vas a morir para empezar a vivir". Es un película como tanta otras que va al hueso, acá la metáfora se hace literal contándonos la historia de Zach, un joven adolescente diagnosticado cáncer óseo. Tiene cientos de golpes bajos, pero la finalidad de la película no es ver cuanto aguantas sin lagrimear, sino plantearnos que el tiempo es subjetivo y que de nada sirve pensar en si las cosas hubieran sido distintas.
No es la primera ni última película que "juega" con este tipo de historias fuertes, pero me sorprendió que Disney fuera la productora, y la razón es que lo que se cuenta es un hecho verídico. Zach es el creador de "Clouds", canción que logró mas de 200 millones de reproducciones en todo el mundo, y que se convirtió en un himno para la fundación dedicada a la investigación del cáncer infantil perteneciente a la familia.
Una de las cosas que más me gusto fueron los créditos finales, donde podemos ver imágenes reales de Zach y que demuestran que la película tiene poca ficción retratando su vida tal cual fue.
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