Desde Islandia y de la mano de los creadores de Trapped llega Katla, recién estrenada por Netflix. En un aislado pueblo junto a un volcán en actividad, nieve y cenizas por doquier, tres personajes marcados por la soledad comienzan a contar la historia. La tristeza los envuelve, el frio y el desolador paisaje no ayudan a dar vuelta de pagina y sin embargo siguen allí, en Vik, junto al volcán que sigue erupcionando, formando tormentas de cenizas y por sobre todo, devolviendo a la vida aquellos que ya no están. No es que vuelven como zombies sino como versiones mejoradas al momento en que murieron.
Admito que inicia muy bien y luego se ameseta un poco, pero no pierde la calidad ni el hilo conductor. Poco a poco el circulo se cierra y tras 8 capítulos tenemos final (abierto), pero final en si. Vale la pena verla porque esta bien contada, es una propuesta distinta, y el escenario islandés es de otro planeta.
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