Las películas de terror no son mi fuerte, no las disfruto, pues #miedo. Y menos aun cuando a los segundos de comenzar ves el fatídico anuncio: "basado en hechos reales". ¿Por que la vi? Por la SEÑORA ACTRIZ (así con mayúsculas) Helen Mirren, quien se viste de negro y cubre su rostro con un velo de encaje, para no ser vista, para guardar luto, o para no ver a los moradores de su propia casa.
Sarah Winchester, viuda del heredero de "Armas Winchester", perdió a su hija con muy poco tiempo de vida; se mudó de la costa este al otro extremo del país, y allí en San José, comenzó a construir la mansión que hoy en día se puede visitar. Las 160 estancias de la mansión, incluyendo 40 cuartos, 6 cocinas, 2 salones de baile, 2 sótanos, 7 niveles (4 actualmente), 3 ascensores y solo 1 ducha, fue construida, modificada, y reconstruida parcialmente durante 40 años, literalmente día y noche sin descanso.
Luego de las tragedias que vivió, la Sra. Winchester visitó a una médium quien le advirtió que su familia estaba maldita. Y sugirió dar cobijo a las almas en pena que habían muerto por un arma "Winchester". La historia es muy buena, y el magnetismo de Mirren es de otro planeta. Con gusto volvería a verla...siempre que sea de día, obvio.
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