Desde Rusia llega Patines de plata, esta película revive un San Petersburgo de inicios del siglo XX en días previos a navidad, con sus canales, ríos y lagos congelados. La ambientación, las locaciones y por sobre todo la visual en general es maravillosa.
La historia no llamo tanto mi atención, para resumir, Matvey es un joven que trabaja en una panadería haciendo recados (un Rappi en patines), y tras ser despedido injustamente el destino lo cruza con Alex, el líder de una banda de carteristas. Matvey no ve otra salida que la de unirse a la banda de ladrones y es así como tras un robo conoce a Alice, proveniente de una familia acaudalada y prestigiosa, encerrada en una caja de cristal, que desea viajar a Francia y tener mayores libertades, como por ejemplo: estudiar.
Acción y romance no faltan, y aunque no haya colmado mis expectativas, cumple con el objetivo de entretener.
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