A ver a ver ¿ Que pasa acá? ¿Por que tanto ruido en Netflix? ...Ah! Es Lily James lista para otro personaje que sufre por amor. La verdad es que no se por que sufre tanto, a esta altura debería estar acostumbrada. ¿No sabes quien es Lily James? Tal vez la recuerdes de películas como Mamma Mia 2, La Cenicienta y La sociedad literaria y del pastel de cáscara de papa de Guernsey. Y luego de leer como Troy McClure, también la recordarás de Downton Abbey.
Debo admitir que me encanta oír su acento británico tan marcado, y que esta vez Lily no tuvo la culpa.
Una dama de compañía de una adinerada y desagradable mujer, conoce al joven, viudo, sin hijos, super educado y multimillonario Maxim de Winter, interpretado por Armie Hammer ( si, el de Llámame por tu nombre).
¡Pero que suerte tienen algunos! Y no basta con eso, sino que ¡Se casan y la lleva a vivir a su mega espectacular mansión! Hasta ahí la película es llevadera.
Llegados a la mansión, los recibe la Sra. Danvers ( Kristin Scott Thomas) quien parece ser la única en tomarse la actuación en serio. La Sra. Danvers no es nada amigable con la nueva Sra. de Winter, y solo le recuerda que le falta clase, algo de educación y cierta altura para ser "la señora de". Como verán, película no apta para el ala del feminismo duro.
Rebecca es el nombre de la primera esposa del Sr. de Winter, y su nombre resuena en cada rincón de la mansión, como un fantasma que se niega a irse de este mundo.
La Sra. de Winter, se siente asfixiada en la vetusta residencia y agobiada por la responsabilidad de estar a la altura de la situación. Rebecca, está en la mente de todos los personajes como la mujer perfecta, como un recuerdo hermoso que ya no volverá. Aunque para la Sra. de Winter es una pesadilla y una carga.
Fantasmas que no se ven, pero sabemos que están y un secreto que se descubre entre bostezos. El 2020 es un año de terror, pero no por eso deberían hacer remakes de Alfred Hitchcock.
Rebecca 2.0 es un producto mal concebido, un "revival" de una película de los años 40', con una forma de hacer cine distinta a la de hoy, con una sociedad e idiosincrasia que en nada se parece a la de hace 80 años. Tal vez el director intentó reversionar un clásico a la altura del publico millenial y centennial, limando los bordes y suavizando escenas cosa que nadie se ofenda.
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